Las tres maderas protagonistas de la exposición, que crecen en abundancia en los bosques de frondosas estadounidenses y representan un total del 40 % del volumen forestal, están actualmente infrautilizadas en el sector del diseño. Cada una de ellas desempeña un papel clave en el ecosistema forestal, y todas contribuyen significativamente a su diversidad y sostenibilidad.
Además de ser fácilmente renovables y servir como almacén natural de carbono, estos materiales, que son también resistentes, táctiles, versátiles y estéticamente atractivos, tienen todos sus propios rasgos y características distintivos.
Roble rojo americano
Quercus rubra
El roble rojo americano es una madera atractiva, de grano abierto y flexible, además de ser la frondosa más extendida en los bosques de Estados Unidos. Se trata de una madera dura y resistente, con excelentes propiedades de curvado al vapor y fácil de acabar y teñir, lo que la convierte en una opción ideal para muebles e interiores.
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Arce americano
Acer saccharum
Primo cercano del arce europeo y del sicómoro, el arce duro americano es una especie de clima frío que prefiere los estados del norte. Se trata de una madera principalmente resistente de color blanco cremoso que puede mecanizarse y pulirse hasta conseguir un acabado muy liso, lo que la convierte en una de las favoritas para suelos deportivos en todo el mundo. Se trata también de la principal fuente de sirope de arce.
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Cerezo americano
Prunus serotina
El color del cerezo americano oscila entre el rosa y el marrón rojizo y se oscurece con la exposición a la luz. Se mecaniza fácilmente y produce un acabado liso y vidrioso cuando se lija y pule. Por ello, es muy adecuado para aplicaciones de torneado, paneles y chapado. Por sus propiedades acústicas, es ideal para instrumentos musicales y auditorios.
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