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Durante el desarrollo del diseño, Guerrero Font logró reducir el grosor de la madera de 20 mm a 12 mm. «Me di cuenta de que la complejidad de la silla estaba en la construcción de las plantillas», explica. «En Benchmark aprendí mucho sobre maneras de trabajar con madera que ni siquiera había pensado. Tener una idea y dibujarla son dos cosas muy diferentes, ya que para hacer algo hay muchas soluciones distintas. Hay que aprender cuál es la más precisa».

Al elegir el ash estadounidense, una de las maderas más fuertes, Guerrero Font ha conseguido «adelgazar» su diseño inicial y, por consiguiente, usar menos madera. Habida cuenta de que lo que entrañaba la mayor parte del esfuerzo era la construcción de plantillas que permitiesen crear las juntas, simples a la vista pero complejas, la silla sería relativamente sencilla de hacer. Las plantillas serían reutilizables, y la fabricación de sillas repetidas conllevaría el consumo de cantidades relativamente pequeñas de energía.